Existe una leyenda urbana que atribuye las irregularidades en los vidrios que decoran las catedrales góticas al hecho de que el vidrio no es un sólido sino un líquido extremadamente viscoso que, con el paso del tiempo acaba cayendo arrastrado por la gravedad.
Pues bien, según los expertos, esta historia es un mito. Y a la vez tiene mucho de verdad. Sí, es complicado.
Según aprendimos en la escuela, la materia puede presentarse en tres estados: sólido, líquido y gaseoso.