¿Eres de los que ve que le entra una llamada en el iPhone y los latidos del corazón empiezan a ir como si hubieras hecho una maratón? ¿O de los que prefieren esperar a que termine de sonar para luego decir "¿Qué pasa?" por mensaje? Si es así, estás dentro de una tendencia que va a más, especialmente entre los jóvenes de la Generación Z. Aunque esta generación ha crecido con un iPhone en la mano, el 56% admite asociar las llamadas con malas noticias. Además, un 23% nunca contesta el teléfono.