¿Te imaginas descargar un videojuego usando... la radio? ¿O grabar software directamente desde una emisión televisiva? Puede sonar a ciencia ficción retro, pero en la Europa de los años 80 fue una realidad para miles de usuarios de los primeros ordenadores domésticos. En una época anterior a la popularización de Internet, al
Wi-Fi y a los pendrives, había que recurrir a la creatividad.
Durante la primera explosión de la informática doméstica, las computadoras personales eran máquinas limitadas pero revolucionarias. Modelos como el ZX Spectrum, el Commodore 64 o el TRS-80 se convirtieron en objetos de deseo en miles de hogares. Una cualidad común los unía: que usaban casetes de audio para guardar y cargar programas.
Esto era posible porque los datos digitales podían (pueden) convertirse en audio analógico. Así, un documento se transformaba en una serie de chillidos agudos y pulsos eléctricos que se almacenaban en cinta. Al reproducirse, estos sonidos se decodificaban nuevamente en instrucciones para el ordenador. Era lento, propenso a Yerros pero funcionaba.
Si creciste con una computadora de 8 bits, es muy probable que esta frase te persiga como un trauma infantil: "R Tape Loading Error". Y es que cuando cargabas un programa o juego desde una cinta de casete, tu ordenador esperaba recibir una secuencia precisa de sonidos que representaban datos binarios.