Si hoy hablamos de los precios y el formato de los videojuegos de
Nintendo uno tiende a pensar (de manera justificada) que es proteccionista al extremo. La razones: se tardó demasiado en adoptar el formato disco, sus juegos cuestan lo mismo de presentación que ocho años a continuación. La otra realidad, lo creas o no, es que la Gran N fue pionera a la hora de enfrentarse frontalmente a estas tres cosas y su revolucionaria solución fue el
Disk Writer.
En VidaExtra ya te hablamos de la
Famicom y de sus mandos, y además de cómo el plan original de
Nintendo era que el ciclo de vida de aquella maravilla -lanzada en 1983- fuese de tres años y su arrollador éxito derivó en que, mientras se lanzaba la NES en occidente, se puso a la venta un lector de discos que estiraba las posibilidades de aquella consola y llegó arropado por clásicos de culto como el primer The Legend of Zelda o la auténtica secuela de Super Mario Bros. El nombre, por cierto, se explicaba solo: el Disk System.
Este periférico abría nuevas puertas y dimensiones al catálogo de aquella máquina de 8-bits, pero lo más singular de todo, y aquí retomamos el tema inicial, es que con el cambio de formato
Nintendo tiene una oportunidad de cambiar radicalmente el modo en el que se distribuyen sus propios videojuegos. Ofreciendo copias completamente legítimas de sus exitazos a tan solo 500 yenes.