Un anuncio publicada ayer en
The Guardian, «Boarding passes and check-in could be scrapped in air travel shake-up« , da cuenta de la revolución que supondrá la eliminación de las tarjetas de embarque y los procesos de check-in tradicionales, que dará lugar a un giro sustancial en la experiencia de viajar en avión.
La promesa de trámites más ágiles y automatizados, basados en tecnologías de reconocimiento facial y otras soluciones biométricas, abre la puerta a un futuro en el que los pasajeros podrán dirigirse directamente al control de seguridad, y posteriormente a la puerta de embarque, sin tener que mostrar documentación acreditativa ni tarjetas de embarque físicas o digitales. Este cambio se enmarca dentro de One ID, un plan de modernización promovido por distintas aerolíneas internacionales, los organismos reguladores y las autoridades aeroportuarias para optimizar la gestión de pasajeros, mejorar la seguridad y, en último término, brindar una experiencia más fluida.
Estas novedades también han generado un intenso debate, especialmente en torno a la privacidad y la protección de datos. Mientras algunos aplauden los posibles beneficios en eficiencia y reducción de tiempos de espera, otros muestran preocupación por el posible uso de datos biométricos y la creciente vigilancia a la que pueden someterse los viajeros.
Durante décadas, el proceso de check-in ha sido un paso esencial e ineludible para todos los pasajeros.