En sus más de diez años de carrera,
Mike Flanagan se ha hecho con un nicho del terror muy particular. Igualmente cómodo en cine que en televisión, su catálogo de historias es tan atractivo como variado, y destaca por saber mezclar un terror de vieja escuela (con constantes referencias a autores como Stephen King) con un universo propio. Pero si fuéramos a preguntarle a él cuál es su obra más relevante, es posible que nos respondiese que se trata de 'Oculus'.
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La razón es que 'Oculus' no deja de aparecer de algún modo en sus producciones, y lo hace gracias a un objeto concreto. La que es la segunda filme del director cuenta la historia de una familia que se muda a una nueva casa, y allí es atormentada por un espejo que tras ser adquirido por el padre de familia en una tienda de antigüedades, resulta tener poderes oscuros.
Es ese espejo ornamental, el que aparece una y otra vez en las obras de
Flanagan. En algunos casos está muy de fondo, donde aparece oculto detrás del telón de la sala donde realizan las reuniones Riley y el Padre Paul. En 'La maldición de Bly Manor', está apoyado en la pared del cuarto en el que los niños encierran a Dani. En 'La casa de Usher' aparece hasta dos veces, la primera en el fondo del bar en el primer episodio, y la segunda como tatuaje que Napoleon tiene en el pecho.