No era fácil, pero en la época de los
iPod y los primeros
iPhone, laborar en Apple era laborar con lo mejor de lo mejor, tanto en diseño como ingeniería o ventas. Cualquier desarrollador o ingeniero apuntaba en esa dirección: el sueño americano era laborar codo con codo junto a
Steve Jobs. Pero no era fácil, y menos si eras todavía un cachorro que no había salido de la universidad.
En esa época, se miraba con envidia a aquellos veteranos que lograron trabajar con
Steve Jobs en la época de los primeros Macintosh sin un esfuerzo demasiado grande. Pero alguien superó todas las barreras, saltó directamente de la Universidad de Harvard al equipo que desarrolló el Macintosh original. Era demasiado buena.
Sebok recuerda su historia en Business Insider. Tras terminar su Máster en informática en la Universidad de Harvard en 1983, tuvo la libertad de poder elegir la empresa en la que empezar a trabajar. Sobre la mesa había ofertas de Microsoft y de IBM, pero además de una Apple que le llamaba la atención.
En aquella época, la informática personal era un mero concepto que estaba dando sus primeros pasos (como la computación espacial está haciendo ahora mismo con las Apple Vision Pro). Pero
Steve Jobs ya afirmaba que en el futuro habría un ordenador en cada escritorio, y a Sebok le atraía ese futuro.
En la entrevista de trabajo que aceptó hacer en las oficinas de Apple, Sebok advirtió que tenía otras alternativas de empleo.