Desde que los discos duros mecánicos (HDD) fueron los reyes del almacenamiento, la desfragmentación ha sido una práctica común para mejorar el rendimiento de los equipos. Sin embargo, con la llegada de los SSD (unidades de estado sólido), esta técnica ha quedado en desuso e incluso puede resultar perjudicial. Si todavía tienes dudas sobre si
desfragmentar un SSD es
necesario o si es una práctica que deberías evitar, aquí te lo explicamos en detalle.
La desfragmentación era un proceso crucial en los discos duros tradicionales (HDD) debido a su forma de almacenar los datos. Los HDD organizan la información en sectores físicos dentro de un disco giratorio y, con el paso del tiempo, los informes pueden quedar divididos en fragmentos dispersos, lo que aumenta el tiempo de acceso y ralentiza el sistema.
El proceso de desfragmentación reorganiza estos fragmentos para que los datos estén almacenados de manera contigua, lo que permite que la lectura y escritura de información sea más rápida y eficiente. En los HDD, donde un cabezal mecánico debe desplazarse físicamente por el disco para encontrar los datos, esta optimización representaba una gran mejora en el rendimiento.
Los SSD, en cambio, funcionan de manera totalmente distinta a los HDD. En lugar de almacenar datos en un disco giratorio, los SSD usan memoria flash para acceder a la información de manera instantánea, sin necesidad de un mecanismo físico de lectura/escritura.