La destrucción en videojuegos es un canto de sirena que pocos jugadores pueden ignorar. Nos encanta ver edificios derruidos, suelos convertidos en patatales y cualquier mobiliario urbano volando por los aires. Y existen pruebas de sobra, desde la icónica franquicia de Battlefield hasta melocotonazos más recientes como The Finals y Helldivers 2, entre otros.
Pero no es una novedad.