Mi columna en
Invertia de esta semana se titula «China y la apuesta por la educación» (pdf), y trata de explicar cómo la educación planteada como estrategia a largo plazo ha logrado hacer que las preocupaciones que parecían marcar a
China, esas llamadas «3D» que correspondían a demografía, deuda y deflación, hayan pasado a un segundo plano, y el país haya logrado convertirse en el nuevo líder mundial.
Una apuesta por la educación que pude ver claramente cada vez que viajaba a
China para impartir cursos en las aulas de Fudan University: universidades modernas, con profesores que utilizaban metodologías fuertemente participativas, que al comienzo eran educados en universidades extranjeras, pero que hoy en día ya provienen de las propias universidades chinas, cada vez mejor situadas en todos los rankings internacionales.