China está dejando de ser la gran fábrica del mundo. Una parte de ella quiere serlo y en cierto modo además hay circunstancias que están empujando a buscar otros destinos a los fabricantes. La crispación entre Estados Unidos y
China es una de ellas, previendo además una escalada en el conflicto comercial con las medidas prometidas por el reelegido
Donald Trump (un 60% de aranceles al país, entre ellas).
Estos motivos son los que están impulsando a que los fabricantes de semiconductores y electrónica en general estén apostando por países como Vietnam. Apple por su parte no ha tenido una buena experiencia con los proveedores que allí se instalaron y por eso tiene otro país en su punto de mira.
100,000 millones de dólares es lo que el gobierno vietnamita estima que ingresará de cara a 2050. Y para ello tienen planes con los que atraer a multitud de fabricantes de chips y otros productos electrónicos. Y si bien es cierto que estamos a casi treinta años vista, al final no es demasiado tiempo si tenemos en cuenta que el crecimiento es lento.
El primer paso es lograr que los fabricantes salgan de
China. Incluso los que tienen su origen y sede en el país. Por el momento llevan años contando ya con empresas conocidas como Qualcomm, Infineon o Samsung Electronics. Sin embargo, estas siguen teniendo buena parte de sus plantas en
China, siendo al final testimonial lo que representa Vietnam en el cómputo global. Pero es un primer paso.