Se cree, que
Albert Einstein dijo una vez que «solo había dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y que en el caso del universo, no estaba completamente seguro».
Una buena prueba de ello es comprobar cómo basta con que el uso de una tecnología se popularice, para que empiecen a aparecer irresponsables haciendo barbaridades peligrosas con ella: un ingeniero dedicado a la robótica, la automatización y la impresión 3D con el seudónimo STS 3D, muestra en un vídeo cómo ha montado un rifle sobre un soporte que permite su movimiento en tres dimensiones, y lo ha conectado a la API en tiempo real de
ChatGPT para que se le puedan dar órdenes sobre hacia dónde o cómo disparar. El montaje es capaz de seguir un blanco móvil y de ejecutar órdenes como «ChatGPT, we are under attack from the front left and front right, respond accordingly» («ChatGPT, estamos siendo atacados por el frente izquierdo y derecho, responde en consecuencia»). Seguidamente, se ve el arma moviéndose y disparando cartuchos de fogueo contra las paredes de la habitación en las direcciones indicadas.