El único problema que tiene esta segunda temporada de 'The last of us' es controlar las expectativas del público. Más concretamente, de aquellos que ya hemos jugado al videojuego, sabemos lo que pasa y nos estamos mordiendo las uñas por no soltar spoilers ante aquellos que se enfrentan de nuevas al retorno de
Joel y
Ellie. Pero no importa la idea que tengas sobre cómo debería terminar este primer episodio de la temporada 2, porque la serie ha decidido tomar un camino ligeramente distinto al del juego. Más pausado, más relajado, que eleva la tensión poco a poco... Y no te va a dar la dopamina que buscas de manera sencilla.
Los saltos temporales son peligrosos en toda serie de televisión, porque es fácil que no parezcan naturales y solo sirvan para mostrar cambios sorprendentes en el status quo que causen un momento de impacto en el público. Sin embargo, en 'The last of us' está magistralmente realizado: la relación entre
Ellie y
Joel no es la misma que era, y no solo por el inevitable rechazo a la autoridad provocado por la adolescencia de ella, sino por el final de la temporada previo. Como ya intuímos, veremos en flashbacks por qué la degradación de su relación y que ocurrió desde aquella conversación al lado de la ciudad, y por qué el amor paternofilial entre ambos parece haberse diluído del todo.
Para ello, Craig Mazin y Neil Druckmann no tiran de clichés impuestos o de escenas impactantes.