Amanda
Faulkner estaba convencida de que todo iba bien. Profesional, apasionada por su trabajo como psiquiatra y con una vida plena junto a su esposo, no había nada en su día a día que delatara que algo no funcionaba bien. Pero cada mañana, su
Apple Watch insistía: algo no estaba del todo bien. "Probablemente un error", mientras ignoraba los avisos y continuaba con su rutina. Sin síntomas evidentes ni razones para preocuparse, ¿qué más podía ser si no un fallo de software?
Sin embargo, había algo que no cuadraba. Día tras día, el reloj seguía mostrando lecturas extrañas de sus constantes vitales. Finalmente, a regañadientes y solo por curiosidad, decidió compartir esos datos con su médico. Lo que ocurrió a continuación la dejó helada: en cuestión de horas, fue diagnosticada con leucemia mieloide aguda, un tipo de cáncer de la sangre tan agresivo que, de no haber actuado a tiempo, podría haber acabado con ella en apenas dos días.
Esta no es la típica historia de alguien que sabía que algo iba mal. Amanda estaba bien, o eso pensaba. Lo sorprendente es que fue su
Apple Watch el que detectó lo que ella no podía ver, lo que su cuerpo intentaba avisar en silencio. Y aunque nunca pensó que confiar en esos avisos cambiaría su destino, lo hizo. Literalmente, le salvó la vida.
Cuando Amanda decidió llevar los datos que registraba su
Apple Watch a su médico, no pensaba que fuera a ocurrir nada fuera de lo normal.