Hay científicos serios encerrándose en cuevas durante meses, y lo llevan haciendo desde hace décadas por una buena razón, además de la aventura que supone. Sus expediciones han servido para, estudiar cómo se adapta el reloj biológico del ser humano cuando no tiene la referencia del día y la noche. Y de entre los hombres que se han adentrado en cuevas y cavernas, pocos, o seguramente ninguno, como la historia de Floyd Collins.
La trágica odisea.