Atrás quedaron los días en los que OpenAI era una "pequeña startup" que dependía del patrocinio de Microsoft para subsistir. Los primeros 1,000 millones de dólares invertidos por el gigante de Redmond fueron esenciales para desarrollar productos como ChatGPT. Aunque el flujo de dinero de los creadores de Windows no ha cesado, la compañía de inteligencia artificial (IA) actúa con mayor autonomía.
OpenAI gana independencia.