La década de los 80 en el terreno de los videojuegos fue absolutamente fructífera y Japón se coronó como la cuna de auténticas obras maestras. El primer título de Castlevania salió de la factoría de Konami en 1986 para MSX2, mientras que Capcom copaba las máquinas arcade con su partícular Ghosts'n Goblins y que fue lanzado en sistemas domésticos posteriormente.