Un tercio de nuestra vida lo pasamos en el trabajo, la mitad si le restamos ocho horas de sueño. No es descabellado decir que lo que hagamos en el trabajo es, al menos, el 50% de nuestra vida, por lo que si somos sedentarios y nos estresamos, lo seremos, como poco, el 50% del tiempo. Una vida activa en los trabajos sedentarios influye en nuestra productividad, estado de ánimo y en cómo afrontemos las ocho horas restantes sin trabajo.