Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, muchos estadounidenses han celebrado los 24 días anteriores a la Navidad usando unos clásicos calendarios de cuenta regresiva, que permiten abrir pequeñas 'puertas' para revelar un pequeño regalo.
Con el tiempo, eso se tradujo en utilizar esa cuenta regresiva como el marco para toda clase de actividades y retos, evolucionando así hacia formatos digitales e interactivos.