La idea del canon resulta ambivalente para muchos aficionados, ya que no faltan aquellos que van a catalogar como sobrevaloradas aquellas obras que no les encajen personalmente. Al mismo tiempo, cuando se intenta hacer reevaluación de las inclusiones y qué les ha llevado ahí, además parece haber cierta resistencia, como si fuera una atrocidad remover cosas que deberían estar selladas en piedra.