Hace unos días iba paseando por una zona en la que viví entre 2017 y 2018, y se me rompió un poquito el corazón al ver que aquella casa, en la que pude alquilarme una habitación que encontré a través de Airbnb está en venta. Al mismo tiempo, esa calle, esa zona donde se ubica la casa, está llena de carteles creados por fondos de inversión y grandes empresas que recuerdan a los dueños de propiedades que su casa puede costar ahora el doble que hace 10 años, para fomentar a que se las vendan.