A todos los efectos, la compañía que construyó el mercado del vehículo eléctrico y que consiguió que, por primera vez en la era moderna, los vehículos eléctricos fuesen vistos como un artículo de lujo y algo deseable, en lugar de como un pobre sustituto, ha dejado de ser la marca que más vehículos eléctricos vende.
Desde que, en 2012, Tesla lanzó el
Tesla Model S, se convirtió en la marca que más vehículos eléctricos vendía, al comienzo en un mercado que parecía on importar a nadie por lo pequeño de sus cifras, pero cada vez más, en una tendencia creciente, en un fenómeno significativo. El hecho de comenzar por un vehículo deportivo seguido de dos de gama muy alta, el Model S y el Model X, con prestaciones extremadamente competitivas y con las mejores puntuaciones de seguridad del momento, posicionó a la marca como un objeto de deseo, y en muchos sentidos, como un statement más que un producto.
Con clientes inquebrantablemente leales y un nivel de satisfacción muy elevado, la compañía fue creciendo, entró en beneficios, y sus cifras de venta fueron elevándose hasta ser vista como el futuro de la automoción, y ser valorada por encima de la suma de todo el resto de la industria. Esa marcha ascendente duró más de una década, y no se truncó hasta el año 2024, en el que, por primera vez, la compañía vendió menos vehículos que en 2023.