A finales del año pasado
Netflix reportó que 19 millones de nuevos clientes se habían unido a la plataforma durante el último cuatrimestre. Completan así el más periodo más exitoso de su historia y marcan un total de 300 millones de usuarios. Es aparentemente el mejor momento para subir los precios de nuevo.
La subida afecta a todos los planes de la suscripción, incluso al más económico, que pasa de costar 6,99 dólares a 7,99. El plan estándar sin noticias pasa de 15,49 a 17,99, y el plan premium pasa de costar 22,99 a 24,99. El plan más barato sube un 14%, dejando de poder considerarse la opción "económica", pero la subida más grande se encuentra en el plan estándar que sube hasta un 16% más, y eso no tiene funciones que algunos usuarios consideran esenciales del premium como compartir más cuentas o el 4K. El plan menos afectado es el premium, que "se queda" en solo un 8% más.
Las justificaciones de
Netflix siguen un discurso familiar: "A la vez que continuamos invirtiendo en programación y llevamos más valor a nuestros miembros, ocasionalmente les pediremos pagar un poco más para así poder re-invertir en mejorar Netflix". En redes, los clientes se cuestionan si este catálogo merece tantas subidas de precio. "Había mejores series en
Netflix cuando costaba 10 dólares al mes", menciona un cliente en Bluesky. "Estos cabrones suben el precio tres veces al año, todos los años, y siguen haciendo como que no tienen dinero", comenta frustrado otro cliente.