La conocidísima curva de difusión de la innovación de
Everett Rogers, que llevo muchísimos años utilizando en mis cursos y que teoriza cómo, a medida que los sucesivos grupos de consumidores adoptan una nueva tecnología, su cuota de mercado termina por conseguir el nivel de saturación en una secuencia que va pasando desde los primeros innovadores hasta los segmentos de la población generalmente más rezagados, parece estar experimentando algunas diferencias muy interesantes cuando la aplicamos a la difusión de la inteligencia artificial generativa desde la llegada de ChatGPT en noviembre de 2022.
En efecto, las tecnologías más disruptivas suelen propagarse siguiendo pautas relativamente constantes. Sin embargo, la difusión de la inteligencia artificial generativa podría estar reescribiendo las reglas del juego: si
Everett Rogers formuló, en su libro «Diffusion of Innovations» publicado en 1962, un modelo de difusión basado en fases y perfiles socioeconómicos en el que los llamados «innovadores» y los «early adopters» eran, en teoría, identificados como los segmentos de población más educados y con mayor poder adquisitivo, la realidad que observamos hoy en el caso de la inteligencia artificial generativa podría estar siendo muy diferente.