Hoy por hoy, no importa cuál sea tu fetiche: en dos clics desde tu teléfono puedes acceder a contenido que no hace tanto estaría en la balda más alta del videoclub oculto tras una cortina. Pero hace 130 años, como imaginaréis, el panorama era muy distinto, y ver las enaguas o besarse en público ya era considerado una indecencia pura, con la censura y la pudicia por bandera en la sociedad. Al menos de cara al resto de la gente, por supuesto. El problema es que, los hermanos Lumière mostraron por primera vez en público 'La llegada del tren a la estación de la Ciotat', el mundo descubrió el
cine y todo se puso patas arriba.
Supongo que estaréis pensando que el instinto natural de parte de la humanidad sería coger la cámara y filmar directamente escenas sexuales, pero el alto precio que tenían los materiales por aquel entonces hacía que no se pudiera desperdiciar el dinero en un producto que, al fin y al cabo, podía traer problemas con la religión y la justicia. De hecho, las productoras Pathé y Gaumont movieron toda su producción de
cine pornográfico a Argentina, para evitar la censura. Estos filmes, al llegar a Europa, no se proyectaban en un
cine a la antigua usanza, sino que se reservaban como curiosidad para las fiestas de la clase alta... Y prácticamente todas fueron destruidas años Luego.
Estas escenas cortas se rodaban en burdeles de Buenos Aires, y de hecho allí fue donde nació el concepto de "Sala X".