¿Sabías que el mismo año en el que Atari experimentó el monumental batacazo comercial con E.T. su consola ya ofrecía a los jugadores un Netflix de los videojuegos? La propuesta, de hecho, era básicamente el equivalente moderno al Game Pass, aunque sobra decir que no se podía contratar online y había que ponerle un cacharrito a la Atari 2600. El nombre de aquella locura tan adelantada a su tiempo: GameLine.
Atari puso los cimientos de la industria de los videojuegos. Eso es así.