El cine de terror ha sido un género prolífico que ha ofrecido una amplia gama de experiencias, desde el miedo psicológico hasta el horror surrealista, pero de cuando en cuando, aparece una 'Saw' o una 'Terrifier 3' que rasca taquillas imposibles para su presupuesto mínimo y su fórmula ganadora sigue siendo la misma desde hace muchas décadas: sangre, descuartizaciones y todo lo que supuestamente no debe verse en el cine.